Caldo Blanco Gallego con Repollo es una receta tradicional gallega que se ha preparado durante generaciones. Se trata de una sopa de repollo blanco y patatas con un toque de ajo y un toque de aceite de oliva. Es una sopa muy sencilla, pero deliciosa, y se puede servir como primer plato, como acompañamiento o como plato único.
La receta tradicional de Caldo Blanco Gallego con Repollo comienza con una base de cebolla, ajo y aceite de oliva. Esta mezcla se fríe suavemente para suavizar los sabores y añadir profundidad. Luego, se añaden repollo blanco, patatas, sal y pimienta. Se deja cocer a fuego lento hasta que los ingredientes estén tiernos y suaves. Por último, se añade un poco de vino blanco para darle un toque extra de sabor.
La receta de Caldo Blanco Gallego con Repollo se puede servir con una rebanada de pan o con unos trozos de tocino ahumado. También se puede añadir algo de queso para darle un toque aún más sabroso. Es una receta muy nutritiva, rica en fibra, vitaminas y minerales.
Ingredientes
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 400 g de repollo blanco
- 2 patatas
- Sal y pimienta al gusto
- 1/2 vaso de vino blanco
Preparación
- Cortar la cebolla y los dientes de ajo en trozos pequeños.
- Calentar el aceite de oliva en una cazuela a fuego medio.
- Añadir la cebolla y el ajo y saltear durante unos minutos hasta que estén suaves.
- Agregar el repollo y las patatas y saltear durante unos minutos.
- Agregar sal y pimienta al gusto.
- Añadir el vino blanco y dejar cocer a fuego lento durante 20-30 minutos.
- Servir caliente con una rebanada de pan o unos trozos de tocino ahumado.
Beneficios
El Caldo Blanco Gallego con Repollo es una receta muy nutritiva y saludable. El repollo es rico en vitamina C, calcio y hierro, y es una buena fuente de fibra. Las patatas aportan carbohidratos complejos y la cebolla y el ajo aportan antioxidantes y nutrientes. El aceite de oliva aporta grasas saludables y el vino blanco aporta un toque de sabor.
Conclusión
El Caldo Blanco Gallego con Repollo es una receta muy sencilla y deliciosa. Es muy nutritiva y saludable, y se puede servir como primer plato, como acompañamiento o como plato único. Se puede servir con una rebanada de pan o con unos trozos de tocino ahumado, y se puede añadir un poco de queso para darle un toque extra de sabor.